sábado, 19 de junio de 2010

CONTENIDO


CARTA

  1. INTRODUCCIÓN (CATEQUESIS)


  2. DE LA CREACIÓN A LA RESURRECCIÓN


  3. TRADICIONES ANTES DEL ESCRITO.


  4. NUESTRO LIBRO SAGRADO.


  5. LA FORMACIÓN DEL EVANGELIO.


  6. DE JESÚS A JESUCRISTO.


  7. LOS SACRAMENTOS.


  8. BAUTISMO


  9. EUCARISTÍA


  10. RECONCILIACIÓN PENITENCIAL

  11. Estimados amigos invitados a visitar: www.avmradio.org recuerde que en link de colaboradores de la sección de programación religiosa tengo también audios de crecimiento humano y espiritual.


departamentos

Jorge Rodríguez - CUANTO VALE UN MILAGRO
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CARTA RJ




Mi querido RJ:
Hace 36 años que hice mi Primera Comunión, fue un 26 de mayo de 1974 fue una fecha muy feliz para mí porque mis abuelos eran muy creyentes y tenían en un gran valor la Eucaristía, por eso, mi abuelo mientras pudo caminar todos los domingos caminaba dos horas y media desde la vereda hasta Providencia para participar de la Santa Misa. Puntualmente llevaba las primicias del maíz y otros productos al Párroco y en cada cosecha era infaltable el diezmo. Cuando ya sus fuerzas no le daban para caminar tanto montaba en su caballo e iba a su compromiso sagrado de los domingos.


Semana Santa era un tiempo muy respetado, porque en casa se leía bastante el evangelio y otros pasajes bíblicos a veces personalmente, a veces para toda la familia. Y durante el Triduo Pascual íbamos en familia a Samaniego y participábamos de las celebraciones principales y de las procesiones.

Volviendo a mi recuerdo de la Primera Comunión mi mamá me preparó en casa y después la profesora de la escuela donde estudiaba nos dio la catequesis. Mis compañeros y yo nos preparamos con todo entusiasmo; el P. José Felix Yela Mejía, que era el párroco de Providencia en ese entonces vino a examinarnos. Llegó montado un bonito caballo bayo. También, nos dio mucha confianza y ánimo.

Hubo una celebración especial para nuestra confesión, la verdad que teníamos un poco de miedo porque pensábamos que desde el día sábado nos fuimos para Samaniego con algunos de nuestros compañeros subimos al monumento a María Santísima que existe en donde muere la colina y comienza el casco urbano de Samaniego en el antiguo camino de herradura que de esta población conducía a la ciudad de Túquerres y que cruzaba entre otras las veredas de Monteblanco y Maranguay.

Muchos familiares y amigos vinieron a casa para estar un rato en familia. El fotógrafo del pueblo, que era amigo de mi mamá, me regaló un cuento muy colorido que leí y releí muchas veces se trata de "La Lámpara de Aladino". Mis tíos maternos y mi mamá me hicieron tomar algunas fotos.


Ahora que tu comienzas tu preparación inmediata a la Primera Reconciliación Penitencial y a la Primera Comunión quiero que lo hagas con cariño y consciente de la tradición de tus antepasados paternos y maternos que han sido unos fervientes seguidores de las enseñanzas del Señor Jesús en su Iglesia Católica. Se un católico convencido sin ser fanático, conociendo muy bien la identidad de tu Iglesia, pero sobre todo considerando muy profundamente el regalo que Dios te otorga por la mediación de Jesucristo y realizada por la palabra y el gesto celebrativo de la Comunidad Cristiana.


En este sentido el papa Juan Pablo II, de feliz memoria enseña: «El primer principio es la actualización del Misterio pascual de Cristo en la liturgia de la Iglesia, porque «del costado de Cristo dormido en la Cruz nació el sacramento admirable de la Iglesia entera». Toda la vida litúrgica gira en torno al sacrificio eucarístico y a los demás sacramentos, por los que llegamos a la fuente misma de la salvación (cf. Is 12, 3). Debemos, por tanto, ser muy conscientes de que por el «misterio pascual de Cristo, hemos sido sepultados con él en la muerte, para resucitar con el a una vida nueva». Cuando los fieles participan en la Eucaristía han de comprender verdaderamente que «cada vez que se celebra el memorial de la muerte del Señor, se realiza la obra de nuestra Redención» y a tal fin los Pastores deben formarlos con empeño constante para celebrar cada domingo la obra maravillosa que Cristo ha llevado a cabo en el misterio de su Pascua, para que, a su vez, lo anuncien al mundo. En el corazón de todos pastores y fieles la noche pascual debe volver a tener su importancia única, hasta el punto de ser verdaderamente la fiesta de las fiestas en el año litúrgico. Ya que la muerte de Cristo en la Cruz y su resurrección constituyen el centro de la vida diaria de la Iglesia. Y la prenda de su Pascua eterna, la Liturgia tiene como primera función conducirnos constantemente a través del camino pascual inaugurado por Cristo, en el cual se acepta morir para entrar en la vida.» (En el XXV aniversario de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia Nº 6).


Querido hijo que mi bendición y mi oración te acompañen siempre.
Paternalmente, Jorge.




Contenido
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CATEQUESIS

Este término no aparece en el Nuevo Testamento, que conoce sin embargo el verbo katechein, literalmente «resonar, hacer eco». Este primer significado etimológico hace comprender que la catequesis es como la resonancia de una palabra ya dicha, la de Dios. El verbo tiene también el significado de instruir de enseñar de viva voz, de contar (cf. 1cor 14,9; Gál 6,6). Es una acción eclesial que entra en el ministerio más amplio de la Palabra de Dios. Aquí es posible distinguir un primer momento de anuncio, expresado por verbos como krazein (gritar), kervssein (anunciar pregonar), euallgelizein (evangelizar): martvrein (atestiguar), y un segundo momento de explicitación y de profundización en el que es posible captar la función propia de la catequesis.

En la época posapostólica y patrística la catequesis adquiere el significado fundamental de instrucción básica en la fe dentro del contexto de la institución del catecumenado. Son muy conocidas las catequesis de san Cirilo de Jerusalén (348). Otras homilías catequéticas son las de Teodoro de Mopsuestia y san Ambrosio. La caída del catecumenado en el s. y llevó sin embargo a la desaparición del término «catequesis». Pero le sustituvó el término catechismus. En el s. XIX nace y se desarrolla en la Iglesia católica un amplio movimiento de renovación de la obra catequística y es en este contexto donde reaparece el antiguo término de catequesis, como signo de un retorno a la riqueza de la época de los orígenes y de la superación de una concepción eminentemente intelectualista y nocionista de la obra catequística.

Para una definición más concreta de la catequesis tienen una autoridad particular las indicaciones presentes en los documentos más recientes del Magisterio de la Iglesia. El concilio Vaticano II habla de una catechetica institutio, «cuyo fin es que la fe, ilustrada por la doctrina, se torne viva, explícita y activa tanto entre los niños y adolescentes como entre los jóvenes y también los adultos» (CD 14). Pablo VI habló de la catequesis como de «un camino que hay que tener en cuenta en la evangelización» (EN 44). Esta indicación ha sido recogida por Juan Pablo II, que, en la Catechesi tradendae ( 1979), afirma que la catequesis es uno de los momentos más importantes de todo el proceso de evangelización. Inmediatamente después se afirma que «la índole específica de la catequesis, distinta del primer anuncio del Evangelio, que suscitó la conversión, tiende al doble objetivo de hacer que madure la fe inicial y de educar al verdadero discípulo de Cristo mediante un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de nuestro Señor Jesucristo». A la maduración en la fe de las comunidades y de los cristianos en particular se refiere también el Directorio catequístico general, preparado por la Congregación para el clero y - publicado en 1971.

Recogiendo sintéticamente los diversos elementos, podríamos decir: «Se entiende por catequesis una acción de evangelización de los cristianos. una acción de la comunidad eclesial, una acción de la Iglesia que acompaña a toda la vida y que está siempre en relación con la situación concreta de los hombres, por medio de la cual sus miembros se capacitan para comprender, celebrar y vivir el mensaje evangélico, y para participar activamente en la realización de esta comunidad y en la propagación del evangelio. Se entiende la catequesis como camino al conocimiento de la fe y como iniciación en el seguimiento de - Cristo.
Tiene que estimular una conciencia crítica, para que los cristianos sepan colaborar en la renovación de la Iglesia y en la transformación de la sociedad en sentido evangélico. Así pues, la catequesis se presenta como "un acto de educación en una fe madura" (A. Exeler). Entre los documentos del episcopado italiano debe señalarse La renovación de la catequesis, promulgado el 2 de febrero de 1970 como documento pastoral de su magisterio, sobre la catequesis y la recopilación de los nuevos catecismos. La Asamblea plenaria de la Conferencia episcopal española de febrero de 1976 se dedicó a fondo al tema del Catecismo para preadolescentes, y en el mes de junio de 1976 se aprobó un Manual del educador para catequistas; en 1979 se publicaron también unas Orientaciones pastorales sobre la enseñanza religiosa escolar.
M. Semeraro
(Bibl.: Catequesis. en DP, 145-168; 5. Movilla, Catequesis, en CFP, 120-141; G. Groppo, Feologia y catequesis, en DTI, 1, 94- 109. )

La Catechesi Tradendae enseña:

LA CATEQUESIS ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas primordiales, ya que Cristo resucitado, antes de volver al Padre, dio a los Apóstoles esta última consigna: hacer discípulos a todas las gentes, enseñándoles a observar todo lo que El había mandado1. El les confiaba de este modo la misión y el poder de anunciar a los hombres lo que ellos mismos habían oído, visto con sus ojos, contemplado y palpado con sus manos, acerca del Verbo de vida2. Al mismo tiempo les confiaba la misión y el poder de explicar con autoridad lo que El les había enseñado, sus palabras y sus actos, sus signos y sus mandamientos. Y les daba el Espíritu para cumplir esta misión.Muy pronto se llamó catequesis al conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, mediante la fe, ellos tengan la vida en su nombre3, para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo. La Iglesia no ha dejado de dedicar sus energías a esa tarea.

La IV Asamblea general del Sínodo de los Obispos ha insistido mucho en el cristocentrismo de toda catequesis auténtica. Podemos señalar aquí los dos significados de la palabra que ni se oponen ni se excluyen, sino que más bien se relacionan y se complementan.

Hay que subrayar, en primer lugar, que en el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, «Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»9, que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros. Jesús es «el Camino, la Verdad y la Vida»10, y la vida cristiana consiste en seguir a Cristo, en la «sequela Christi».

El objeto esencial y primordial de la catequesis es, empleando una expresión muy familiar a San Pablo y a la teología contemporánea, «el Misterio de Cristo». Catequizar es, en cierto modo, llevar a uno a escrutar ese Misterio en toda su dimensión: «Iluminar a todos acerca de la dispensación del misterio... comprender, en unión con todos los santos, cuál es la anchura, la largura, la altura y la profundidad y conocer la caridad de Cristo, que supera toda ciencia, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios»11. Se trata por lo tanto de descubrir en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios que se realiza en El. Se trata de procurar comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos realizados por El mismo, pues ellos encierran y manifiestan a la vez su Misterio. En este sentido, el fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo: sólo El puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad.

Transmitir la doctrina de Cristo
En la catequesis, el cristocentrismo significa también que, a través de ella se transmite no la propia doctrina o la de otro maestro, sino la enseñanza de Jesucristo, la Verdad que El comunica o, más exactamente, la Verdad que El es12. Así pues hay que decir que en la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a El; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es porta voz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca. La constante preocupación de todo catequista, cualquiera que sea su responsabilidad en la Iglesia, debe ser la de comunicar, a través de su enseñanza y su comportamiento, la doctrina y la vida de Jesús. No tratará de fijar en sí mismo, en sus opiniones y actitudes personales, la atención y la adhesión de aquel a quien catequiza; no tratará de inculcar sus opiniones y opciones personales como si éstas expresaran la doctrina y las lecciones de vida de Cristo.
Todo catequista debería poder aplicarse a sí mismo la misteriosa frase de Jesús: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado». Es lo que hace san Pablo al tratar una cuestión de primordial importancia: «Yo he recibido del Señor lo que os he transmitido». ¡Qué contacto asiduo con la Palabra de Dios transmitida por el Magisterio de la Iglesia, qué familiaridad profunda con Cristo y con el Padre, qué espíritu de oración, qué despego de sí mismo ha de tener el catequista para poder decir: «Mi doctrina no es mía»!

Cristo que enseñaEsta doctrina no es un cúmulo de verdades abstractas, es la comunicación del Misterio vivo de Dios. La calidad de Aquel que enseña en el Evangelio y la naturaleza de su enseñanza superan en todo a las de los «maestros» en Israel, merced a la unión única existente entre lo que El dice, hace y lo que es. Es evidente que los Evangelios indican claramente los momentos en que Jesús enseña, «Jesús hizo y enseñó»: en estos dos verbos que introducen al libro de los Hechos, san Lucas une y distingue a la vez dos dimensiones en la misión de Cristo.Jesús enseñó. Este es el testimonio que El da de sí mismo: «Todos los días me sentaba en el Templo a enseñar»16. Esta es la observación llena de admiración que hacen los evangelistas, maravillados de verlo enseñando en todo tiempo y lugar, y de una forma y con una autoridad desconocidas hasta entonces: «De nuevo se fueron reuniendo junto a El las multitudes y de nuevo, según su costumbre, les enseñaba»17; «y se asombraban de su enseñanza, pues enseñaba como quien tiene autoridad»18. Eso mismo hacen notar sus enemigos, aunque sólo sea para acusarlo y buscar un pretexto para condenarlo. «Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde empezó, hasta aquí»» (Nºs 1,5-7).
Es importante también saber ¿Qué es un CATECISMO?

CATECISMO



El Papa de la Sonrisa, así lo llamaron a Juan Pablo I, que por cierto solo dirigió a la Iglesia por un mes, enseña: “La palabra Catecismo es la palabra griega que significa «Hablar o enseñar en voz alta o desde lo alto». Hoy se emplea en tres sentidos: Enseñanza a viva voz de la religión, libro que contiene la verdad religiosa en forma sencilla y llana y la verdad misma contenida en el libro” (Card. Albino Luciani: Nociones de Catequesis).

“Un catecismo debe presentar fiel y orgánicamente la enseñanza de la Sagrada Escritura, de la Tradición viva en la Iglesia y del Magisterio auténtico, así como la herencia espiritual de los Padres, de los santos y santas de la Iglesia, para permitir conocer mejor el misterio cristiano y reavivar la fe del Pueblo de Dios. Debe tener en cuenta las explicitaciones de la doctrina que el Espíritu Santo ha sugerido a la Iglesia a lo largo de los siglos. Es preciso también que ayude a iluminar con la luz de la fe las situaciones nuevas y los problemas que en el pasado aún no se habían planteado”
Todo catecismo debe hacer alusión a nuestro libro sagrado la Biblia más adelante hablaremos un poco de ella.

El evangelio de san Juan termina diciendo: “Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran” (Jn 21.25). Hay otras cosas y otros aspectos que no están en el Nuevo Testamento pero que la memoria de la Iglesia ha conservado y es lo que llamamos TRADICIÓN. Que es la primera enseñanza de la Iglesia, de sus primeros pensadores y que la Iglesia llama los Santos Padres.

La Iglesia guiada o mejor asistida por el Espíritu Santo va orientando, corrigiendo y enseñando lo verdadero de nuestra fe a eso es lo que se llama EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA, la enseñanza oficial de la Iglesia Católica y contenida en diversos documentos, como por ejemplo, El Concilio Vaticano II o el Catecismo de La Iglesia que hemos citado anteriormente.
Todo Catecismo tiene “cuatro partes: el Credo; la Sagrada Liturgia, con los sacramentos en primer plano; el obrar cristiano, expuesto a partir de los mandamientos, y, finalmente, la oración cristiana.”

"La catequesis está unida íntimamente a toda la vida de la Iglesia. No sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia, sino también y más aún su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios dependen esencialmente de ella".
Catequesis
CONTENIDO

DE LA CREACIÓN A LA RESURRECCIÓN


La creación y la resurrección son los dos polos fundamentales de nuestra fe. Los polos de la esfera se colocan en puntos opuestos, pero, hacen parte y están íntimamente unidos para conformar lo que llamamos esfera. Figurativamente hablando la fe cristiana tiene estos dos polos: la Creación y la resurrección.


CREACIÓN: Todo ser humano se pregunta por su origen, es decir, de dónde viene, de dónde procede. A esta pregunta se puede responder desde diversos puntos de vista: La ciencia ha desarrollado diversas teorías para explicar el origen de la vida. La filosofía que con su anhelo de totalidad ha intentado explicar este asunto racionalmente. Cada creencia tiene una explicación sobre el origen primordial del ser humano colocándolo en las manos de la divinidad.

Enseñados por la Palabra de Dios nuestra creencia también tiene una explicación razonable sobre este asunto dejando en claro que esta respuesta se hace con base en la fe cristiana como es lo lógico.

El Diccionario Teológico explica: “La fe bíblica en el Dios creador constituye una respuesta a la pregunta sobre el origen, el sentido y el fin del hombre, de las criaturas y de la historia. Al profundizar en la creación, el Antiguo Testamento concede una gran importancia a la experiencia de la salvación que Dios ha llevado a cabo en favor de Israel. El que liberó a sus elegidos es el único poseedor de aquella riqueza de vida que es causa y origen de todas las cosas. Para manifestar esta verdad, el libro del Génesis recurre a dos narraciones o « historias primordiales»: la yahvista (s. x a.C.) y la sacerdotal (época del destierro o algo posterior a ella), con que se presenta la identidad esencial del hombre, del cosmos, de las mutuas relaciones y de los respectivos vínculos con Dios. De aquí surgen algunas verdades que constituyen una parte integrante de la visión teológica y antropológica de Israel: todo procede de la acción poderosa y benévola de Dios; todo lo que está Dicho por Dios es naturalmente bueno; el hombre es una criatura que posee una doble dimensión, corporal y espiritual; es imagen de Dios; es sujeto capaz de ejercer responsabilidades, tanto respecto a Dios como respecto a lo creado; el ser humano es, por voluntad divina, varón y mujer; por eso, la duplicidad sexual no es motivo de división, sino de encuentro, de diálogo y de fecundidad; el pecado no es un elemento necesario del proyecto creador de Dios, sino que ha entrado en la historia, con todas sus consecuencias negativas, debido a un mal uso de la libertad por parte del hombre; la reacción divina al pecado del hombre no es la venganza, sino una promesa gratuita de liberación. Estas verdades, bajo otra forma y en otros contextos, están también presentes en los otros escritos veterotestamentarios.

El Nuevo Testamento no se limita a heredar este patrimonio, sino que lo reinterpreta a la luz de la persona y de la misión de Jesucristo; los autores sagrados señalan el lugar que él ocupa respecto a la creación, presentándolo como mediador, como modelo a cuya imagen ha sido creado el hombre y - como meta de llegada de la historia y - de todo lo creado. La adopción de la perspectiva cristológica provoca además la explosión de la " coraza' monoteísta en que estaba encerrada la interpretación veterotestamentaria de la creación; aun dentro de la fidelidad y continuidad substancial con la fe de Israel, la comunidad cristiana concibe la obra de la creación, así como los otros aspectos de la existencia, a la luz de la realidad trinitaria de Dios.

En los primeros siglos de su existencia, la Iglesia está llamada a realizar el trasplante de la novedad bíblica al área cultural griega, preocupándose de acoger las intuiciones positivas del pensamiento helenista y de superar los dos peligros conceptuales en que se podía incurrir al reflexionar sobre la creación: el dualista, que considera a las criaturas mundanas como el fruto de un principio negativo, que se contrapone a un principio bueno; y el monismo, que pierde de vista la diferencia cualitativa existente entre el Creador y las criaturas. Contra estas dos perspectivas inconciliables con el dato bíblico, los santos Padres reafirman que todo proviene de la bondad y de la libertad del único Dios, que es el Omnipotente, que sin cambiar y sin disolverse en el mundo puede suscitar de la nada otros seres existentes, tanto espirituales como materiales, que llevan dentro de sí una bondad connatural y que son ontológicamente distintos de él. Debido a cierta desviación de la perspectiva bíblica (que es de tipo histórico-salvífico) y al uso de la perspectiva filosófica, la teología de la creación a partir de los Padres se movió sobre todo en un registro racional, que la hará parecer muy alejada del país de Canaán. La teología y el Magisterio seguirán durante siglos esta característica, recordando cuando era preciso diversos aspectos de la fe bíblica en la creación contra las diversas falsas interpretaciones del patrimonio revelado.

En nuestros días se advierte la necesidad de revalorar la perspectiva trinitaria en la reflexión creyente sobre la creación. El Dios trinitario es ante todo origen de las criaturas: todo proviene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que en una comunión perfectísima dan la vida a todos los seres y son la única causa de todo efecto creado, la creación es el acto fecundo de un amor que «marca» de manera positiva a cada ser: toda criatura, por el hecho de existir, es buena y por eso mismo amable.

A la luz de la Trinidad, la existencia de las criaturas se presenta como una especie de reflejo de la vida intradivina, que se caracteriza por ser un continuo "dejar sitio, al otro, una eterna oblatividad: el Padre "deja sitio, al verbo y los Dos "dejan sitio, al Espíritu; la creación es el acto gracias al cual los Tres hacen nacer a los existentes contingentes, admitiéndolos gratuitamente a entrar en relación consigo e incluso - en el caso de las criaturas humanas - a participar de su propia vida ( gracia).

Puesto que todo tiene su origen en el poder y - en la bondad de los Tres, todo lleva dentro de sí un reflejo del amor trinitario creador; y todo existente es por sí mismo un "reenvío" o "remite" al amor del Padre, como fruto gratuito del mismo (creación de la nada); toda criatura lleva en sí misma una huella filial, es decir, de acogida y de apertura al otro y que lleva en sí una aptitud para la comunión y para el encuentro, caracterizándose estructuralmente como ser-en-relación.

Finalmente, para concebir correctamente la creación, no se puede prescindir de la escatología o nueva creación. El Dios trino es también el fin de la creación y esta última es una realidad "abierta», tanto en el sentido de que todo está en camino y evoluciona hacia una realización de Si mismo cada vez más plena, como en el sentido de que el hombre, la historia y - el mundo están orientados hacia un cumplimiento y una patria que Dios mismo garantiza (cf. 1 Cor 15,28: Dios todo en todos) y que ha tenido ya su anticipación luminosa y consoladora en el amanecer de la Pascua. Es el espíritu el que lo guía todo y a todos en este éxodo. Él habita en el mundo y actúa para que se realice el proyecto del Padre; actúa a fin de provocar la llegada de "los cielos nuevos y la tierra nueva». Está empeñado en conseguir que la creación conozca su cumplimiento en el "sábado sin fin' prometido por el Creador, un día al que no sigue la noche, el punto de reposo de la historia, la hora de "estar en casa' después de la nostalgia y del destierro, el momento en el que todo y todos vivirán la condición pascual dé un gozo sin sombras, de una paz sin tensiones, de un amor sin límites (G. M. Salvato)”.

El Concilio Vaticano II afirma a este respecto: "La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado "a imagen de Dios", con capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios. ¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre para que te cuides de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por tí debajo de sus pies (Ps 8, 5-7). Pero Dios no creó al hombre en solitario. Desde el principio los hizo hombre y mujer (gen l,27). Esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión de personas humanas. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás. Dios, pues, nos dice también la Biblia, miró cuanto había hecho, y lo juzgó muy bueno (Gen 1,31)" (G.S 12).


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¿Qué entendiste del texto?
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TAREA: Leer los dos primeros capítulos del Génesis. Comparar el capítulo 1 con el 2 (Se trata de buscar semejanzas y diferencias).


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RESURRECCIÓN


Lo primero que los Apóstoles enseñaron es lo que se llama el Kerigma Apostólico o Primer Anuncio y que se constituye en el corazón de la fe cristiana: la Pasión, Muerte y Resurrección como acontecimiento de salvación. Un modelo lo constituye lo que San Pablo le recuerda a la comunidad de Corinto: "Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano! Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo" (1Co 15.1-6).


El Catecismo enseña: "El Misterio pascual de la Cruz y de la Resurrección de Cristo está en el centro de la Buena Nueva que los apóstoles, y la Iglesia a continuación de ellos, deben anunciar al mundo. El designio salvador de Dios se ha cumplido de "una vez por todas" por la muerte redentora de su Hijo Jesucristo" (Cat No 511).


Por su parte el Diccionario al referirse a la resurrección de Jesús presenta el siguiente articulo: «La credibilidad de la revelación cristiana encuentra su punto de apoyo en el acontecimiento de la resurrección de Jesús crucificado. Si este punto resiste, resiste la fe; si cae la resurrección, todo resulta superfluo. La primera afirmación de la resurrección es el texto de 1 Cor 15,3-5. Este texto es la profesión de fe más antigua: se remonta a los años 35-40 y constituye uno de los testimonios mas arcaicos.


Pablo, según el lenguaje técnico de los rabinos, «transmite» lo que «recibió», no produce nada propio ni da interpretación alguna; su tarea consiste sólo en transmitir con fidelidad. La profesión de fe pone por escrito lo que va había sido experiencia histórica de algunos testigos, los Doce y las mujeres, que habían visto resucitado a Jesús, el crucificado. Sin embargo, la fe en la resurrección no nació el día mismo de Pascua; fue madurando en el corazón y en la mente de los discípulos por la predicación misma de Jesús, que en varias ocasiones había puesto su resurrección como señal última y definitiva del amor fiel que le tenía el Padre (Mc 9,31). La Pascua hizo explícito y evidente que la predicación de Jesús sobre el Reino de Dios encarnado en su persona de Hijo, sobre su mesianismo y sobre la salvación a través de la muerte, era ciertamente Palabra de Dios dirigida a la humanidad.


La resurrección imprimió la definitividad y la certeza de la fe que ellos habían tenido en su persona, a pesar de que, ante el carácter enigmático de su predicación y sobre todo ante los acontecimientos de su pasión y de su muerte, habían reaccionado con el temor, la duda y la huida- En la profesión de fe pascual se encuentran sintetizados todos los elementos constitutivos de este acontecimiento salvífico, a saber:1. La concreción de la muerte de Jesús. La crucifixión era una de las muertes más violentas y dolorosas de la antigüedad-«la mas infame de las muertes », escribió Flavio Josefo-. para el mundo judío representaba, además, el signo de la maldición de Dios. La muerte de Jesús no fue una muerte aparente al contrario, fue una muerte real y verdadera, confirmada por la apertura del costado, con la que la autoridad verificaba la realidad de la muerte de un condenado, que no hubiera muerto antes de romperle los huesos de las piernas, para evitar que siguiera respirando.2. Jesús fue sepultado. Según la ley judía, ningún crucificado habría podido yacer en una tumba familiar, porque se le consideraba impuro según la ley (Dt 21,22), esto explica el « sepulcro nuevo" donde fue puesto el cadáver. Hay que señalar, además, que su sepultura se hizo aprisa por dos motivos: el primero, en conformidad con los textos sagrados, porque estaba cerca la fiesta de la Pascua; el segundo, porque la ley romana prohibía estrictamente las lamentaciones fúnebres en el caso de los condenados a muerte.3. La resurrección fue un acto único del Padre.


El texto de 1 Cor 15,3 utiliza el verbo eghéghertai en perfecto con un significado pasivo, lo cual indica al menos dos cosas: a) que la acción que se cumple es obra del Padre, por lo que el texto diría: «Dios lo ha resucitado». b) a diferencia de la muerte y de la sepultura, donde se usa el tiempo aoristo, que indica una acción cumplida y terminada en el tiempo, aquí el perfecto expresa la continuidad de una acción: en una palabra, aquí no es que Jesús «vuelva a vivir» de la misma manera que Lázaro (Jn 12,1) o que la hija de Jairo (Mt 9,25), sino que para él la vida es ahora una acción permanente que y a no tendrá fin.4. La aparición. La profesión de fe afirma como último elemento que Jesús «fue visto», «se dejó ver» por Pedro y luego por los Once: ¿cómo debe interpretarse esta aparición2 Ciertamente, no fue ni una ilusión personal o colectiva ni una experiencia mística. No es posible exigir a los textos lo que no quieren decirlo en este caso, los autores sagrados no hablan de la naturaleza del contenido de las apariciones del resucitado, sino del hecho de que vieron resucitado a Jesús, el que había muerto crucificado. Las apariciones son una mediación de la resurrección, mediante las cuales nos vemos invitados, una vez más, a dar fe a unos testigos que afirman un hecho tan grande y envuelto en el misterio, por el que estuvieron dispuestos a padecer incluso el martirio.


La resurrección, de suyo, no tiene necesidad de «pruebas». Provoca a la fe y exige una respuesta de fe sin embargo, hay hechos que atestiguan la verdad del relato de los testigos. Ya hemos hablado de las apariciones y del sepulcro vacío hay que recordar-además algo que confirma la verdad del hecho pascual: el cambio de vida de los discípulos.


Hay un hecho cierto : esas personas tuvieron una experiencia totalmente particular que los llevó a renunciar a todo por atestiguar el hecho de que Jesús había vuelto realmente a la vida y de que ellos lo habían visto. Un testimonio como éste, rubricado por el martirio, no puede carecer de significado. Pablo está también tan convencido de él que se juega toda la vida, su conversión radical, su misión de apóstol y su predicación precisamente por este acontecimiento: «Si Cristo no ha resucitado, es vana nuestra fe y es inútil nuestra predicación» ( 1 Cor 1 5,14).


La resurrección de Jesús transformó su cuerpo mortal en un cuerpo «espiritual» lo que Pablo quiere decir con esta afirmación es que la resurrección de Cristo - y la nuestra en él- es principio de una vida plenamente nueva, pero que no excluye la que vivimos ahora. El cuerpo actual vive bajo el principio de la materialidad; el de la resurrección estará bajo el principio de la espiritualidad. Si ahora vemos nuestro espíritu actuando, pero limitado en gran parte por la materialidad, en la resurrección el principio fundamental será el del espíritu no limitado por la materialidad. Pero es evidente que el lenguaje humano no es capaz de expresar la verdad de este acontecimiento más que recurriendo al símbolo y al arte como expresión que más se acerca a la realidad espiritual y mistérica.


Así pues, la resurrección se convierte en una provocación a dar sentido a la vida lo afirma el apóstol sin ambages: si Cristo no ha resucitado, dediquémonos a comer y a beber, porque luego moriremos (1 Cor 15,32), es decir, dejemos toda esperanza, ya que no queda más que la tristeza de la certeza de la muerte. Al contrario, la resurrección da fuerzas para seguir adelante, para saber que el pecado y la muerte ya han sido vencidos una vez por todas y que ya desde ahora nosotros, aunque marcados por la finitud y por la certeza de morir, tenemos y a los signos de la resurrección. Esta esperanza en la resurrección se nos dio ya el día del bautismo para que no vivamos esta vida en la tristeza y en la angustia de no saber nada sobre el futuro, sino que tengamos ya en nosotros una vida divina que es capaz de transformar el presente. R. Fisichella».
Tarea: Con tus palabras explica que entendiste de la Resurrección de Jesús (Ojo no se trata de un resumen sino de que expreses con tus palabras las cosas que te llamaron la atención, que aprendiste de nuevo y de pronto qué no entendiste.



LAS TRADICIONES DE LA SAGRADA ESCRITURA


La mayoría de libros sagrados han surgido de la experiencia humana, de un líder, de unos seguidores que generalmente son quienes generan unas tradiciones que originalmente son orales y posteriormente se colocan por escrito.


La Biblia no es la excepción de este proceso y por eso tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento pasaron por este proceso. El Antiguo a partir de sus grandes experiencias de ser caminantes que se acercaron a la media luna fértil, la liberación de la esclavitud de Egipto, la travesía del desierto... El credo histórico de Israel es una muestra de las etapas por las cuales pasó el pueblo elegido lo puedes leer:
"Mi padre era...

En el Antiguo Testamento se conocen varias, por ejemplo, en el Pentateuco (5 primeros libros de la Biblia y que los judíos llaman La Torah: la ley) hay varias la Yahavista, la Elohista, la Deuteronomista y la Sacerdotal. (Si quieres ampliar este tema).


Por esta circunstancia hay dos relatos de la Creación uno de origen yahavista y otro de origen sacerdotal. Para nosotros el depósito de la fe va más allá del escrito por esto el Concilio Enseña: "Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad" (D.V 9).


La Tradición es aquello que los primeros cristianos enseñaron pero que no está contenida en la Biblia.


Tarea: Teniendo en cuenta el contenido de esta página determina:
Las fechas y las letras con las cuales se identifican las tradiciones del Pentateuco.
Según el Credo histórico de Israel: Cuáles son las etapas por las que pasó el pueblo elegido.


Paternalmente te invito a leer la DIDAJÉ

viernes, 18 de junio de 2010

CREDO HISTÓRICO DE ISRAEL

El Credo histórico de Israel se encuentra en Deuteronomio y es el siguiente:

«Cuando llegues a la tierra que Yahveh tu Dios te da en herencia, cuando la poseas y habites en ella, tomarás las primicias de todos los productos del suelo que coseches en la tierra que Yahveh tu Dios te da, las pondrás en una cesta, y las llevarás al lugar elegido por Yahveh tu Dios para morada de su nombre. Te presentarás al sacerdote que esté entonces en funciones y le dirás: «Yo declaro hoy a Yahveh mi Dios que he llegado a la tierra que Yahveh juró a nuestros padres que nos daría.» El sacerdote tomará de tu mano la cesta y la depositará ante el altar de Yahveh tu Dios. Tú pronunciarás estas palabras ante Yahveh tu Dios: «Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y residió allí como inmigrante siendo pocos aún, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. Nosotros clamamos a Yahveh Dios de nuestros padres, y Yahveh escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra opresión, y Yahveh nos sacó de Egipto con mano fuerte y tenso brazo en medio de gran terror, señales y prodigios. Nos trajo aquí y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel Y ahora yo traigo las primicias de los productos del suelo que tú, Yahveh, me has dado. » Las depositarás ante Yahveh tu Dios y te postrarás ante Yahveh tu Dios. Luego te regocijarás por todos los bienes que Yahveh tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, y también se regocijará el levita y el forastero que viven en medio de ti.»



DIDAJE


La Didaché o Didajé (en griego Διδαχh que se traduce por “enseñanza” o “doctrina”), forma corta de "La enseñanza del Señor por medio de los doce apóstoles a los gentiles", es también conocida como Doctrina de los doce apóstoles aunque, paradójicamente, no se hace referencia a ellos en ningún lugar del texto.



Es uno de los primeros tratados breves (fue escrito entre el 70 y el 160 DC), con instrucciones para las comunidades cristianas y constituye un manual para la conversión de paganos y para la instrucción de los conversos.



La Didaké fue considerada por algunos
Padres de la Iglesia como parte del Nuevo Testamento pero fue rechazado tajantemente por otros por lo que no es aceptado como canónico, con la excepción del "canon amplio" de la Iglesia Ortodoxa Etíope. La Iglesia Católica Romana, reconociendo su ortodoxia, la ha aceptado como parte de la colección de escritos de los Padres Apostólicos. Es el único texto cristiano redescubierto durante los últimos ciento cincuenta años, que ha recibido una amplia aceptación tanto entre católicos como ortodoxos.



En la modernidad se imprimió en 1883, diez años después de haber sido encontrado en Macedonia, cerca de Constantinopla. Es considerado como el documento cristiano más antiguo. Da los puntos de vista de los comienzos de la Iglesia y fue altamente apreciado por los Primeros Padres. Son de una gran enseñanza para todos nosotros y a través de ellos pareciera que estamos escuchando a los Apóstoles hablándonos y enseñándonos.
Autor Anónimo Instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce Apóstoles o Doctrina de los Doce Apóstoles («Didaché», «Didajé» o «Didakhé»)



1ª Sección - Catequesis Moral



CAPÍTULO I La doctrina del Señor para las naciones mediante los Apóstoles.
1. Hay dos caminos: uno de la vida, y otro de la muerte; pero muy grande es la diferencia entre los dos caminos.


2. El camino de la vida, pues, es éste: Primero, amarás a Dios que te creó; y segundo, a tu prójimo como a ti mismo. Y todo lo que no quieras que te suceda a ti, tú tampoco lo hagas a otro.


3. La doctrina de estos dichos es ésta: Bendecid a los que os maldicen, y rogad por vuestros enemigos: ayunad por los que os persiguen. Porque, ¿qué gracia hay en querer a los que os aman? ¿No hacen esto también los gentiles? Vosotros, en cambio amad a los que os odian, y no tendréis enemigo alguno.


4. Abstente de codicias carnales y corporales. Si alguno te diere un golpe en la mejilla derecha, ofrécele también la izquierda, y serás perfecto. Si alguno te forzare a caminar con él una milla, acompáñale otra más. Si alguno te quitare tu capa, dale también tu túnica. Si alguno te tomare lo que es tuyo, no se lo reclames; porque no puedes (hacerlo).


5. Da a todos los que te pidan, y no lo reclames (después). Porque el Padre quiere que se de a todos de sus propias dádivas. ¡Bienaventurado el que da según el mandato, porque es inocente! ¡Ay, empero, del que tome! Porque quien tome por necesidad, es inocente. Mas quien no tuviere necesidad, habrá de dar cuenta de por qué tomó y para que. Le tomarán preso y le interrogarán de lo que hizo; y no saldrá de allí hasta que haya devuelto el céntimo.


6. De esto también fue dicho: Exudará tu limosna en tus manos hasta que sepas a quien la das.


CAPÍTULO II
1. El segundo mandamiento de la doctrina:


2. No matarás. No cometerás adulterio. No corromperás a los jóvenes. No fornicarás. No hurtarás. No harás brujerías. No prepararás venenos. No cometerás aborto ni infanticidio. No codiciarás los bienes de tu prójimo.


3. No perjurarás. No darás testimonio falso. No hablarás mal (de tu prójimo). No serás vengativo.


4. No serás doble ni bilingüe. Pues, trampa de la muerte es la doblez.


5. Tu palabra no será mentirosa ni vacía, mas llena de obra.


6. No serás avaro, ni rapaz, ni hipócrita, ni malicioso, ni soberbio. No tramarás planes malvados contra tu prójimo.


7. No odiarás a nadie; sino que reprenderás a unos, tendrás compasión de otros; por otros rogarás, y a otros amarás más que a tu propia alma.


CAPÍTULO III
1. Hijo mío, huye de todo malvado y de todo lo que malvado parezca.2. No seas iracundo; porque la ira lleva al homicidio. Tampoco seas receloso ni rijador, ni altivo; porque de todas estas cosas se originan homicidios.


3. Hijo mío, no seas concupiscente; porque la concupiscencia lleva a los pecados de la carne; tampoco seas hablador de cosas torpes, ni soberbio de la vista; porque de todo esto nacen adulterios.


4. Hijo mío, no seas agorero; porque esto lleva a la idolatría.


5. Hijo mío, no seas mentiroso, porque la mentira lleva al hurto; tampoco codicioso, ni vanidoso; porque de todas estas cosas nacen los hurtos.


6. Hijo mío, no seas murmurador; porque lleva a la maledicencia; tampoco arrogante; ni malintencionado: porque de todo esto se originan las maledicencias.


7. Por el contrario, has de ser manso; porque los mansos poseerán la tierra.


8. Sé paciente y misericordioso, sin malicia, quieto y bueno, y temeroso siempre de las palabras que escuchaste.


9. No te ensalces a ti mismo, ni hinches con arrogancia tu alma. Tu corazón no se adhiera a los soberbios, mas se vuelva a los justos y humildes.


10. Todo cuanto suceda has de aceptar por bueno, sabiendo que nada acaece sin Dios.



CAPÍTULO IV



1. Hijo mío, día y noche recuerda a quien te habla de la palabra de Dios, y respétalo como al Señor; porque donde habla la autoridad del Señor, allí está el Señor mismo.


2. Busca cada día los semblantes de los santos para descansar en sus palabras.


3. No desees separaciones (cismas); mas pacifica a los que pelean. Juzgarás con justicia. Tu fallo sobre deslices ha de ser sin acepción de personas.


4. No fluctúes entre el sí y el no.


5. No seas como quien extiende las manos para recibir, y las cierra para no dar.


6. Si tuvieres algo en tus manos, lo darás para la expiación de tus faltas.


7. No tardes en dar, ni des con pesar; pues sabes quien es el que recompensa con sueldo bueno.


8. No rechazarás al necesitado, mas compartirás todos tus bienes con tu hermano; no dirás de ninguna cosa: "Esto es mío"; porque, si compartís la suerte inmortal, cuánto más la suerte mortal.


9. No quites tu mano de tu hijo o de tu hija; sino que desde la juventud les enseñarás el temor de Dios.


10. No mandes en tu amargura a tu siervo o a tu sirvienta, que esperan en el mismo Dios, para que no dejen de respetar a Dios que está por encima de ambos. Porque (el divino Salvador) no viene a llamar según la persona, sino a quienes el Espíritu ha preparado.


11. Vosotros, empero, los sirvientes, habéis de obedecer a vuestros amos, como tipo de Dios, con modestia y temor.


12. Tendrás odio a toda hipocresía y a todo lo que no sea agradable al Señor.


13. No abandones los mandamientos del Señor; mas guarda lo que recibiste, sin añadir ni quitar nada.


14. En la iglesia (asamblea) confiesa tus pecados: y no te acerques a tu oración con mala conciencia. Tal es el camino de la vida.




CAPÍTULO V
1. El camino de la muerte, en cambio, es éste: Sobre todo es malo y lleno de maldición: los asesinatos, adulterios, concupiscencias, fornicaciones, hurtos, idolatrías, brujerías, preparación de venenos, rapiñas, falsos testimonios, hipocresía, doblez de corazón, dolo, malicia, orgullo, avaricia, turpiloquio, envidia, espíritu atrevido, altanería, ostentación.


2. Perseguidores de los buenos, enemigos de la verdad, amantes de la mentira, desconocedores de la retribución de justicia, no aficionados a lo bueno ni al juicio justo, no vigilantes para lo bueno sino para lo malo; alejados de la mansedumbre y la paciencia, amadores de cosas vanas, y ansiosos de remuneraciones, no compasivos del pobre, e indiferentes para con los apenados, desconocedores de su Hacedor, asesinos de sus hijos, corruptores de la criatura de Dios, los que abandonan al necesitado y oprimen al afligido; abogados de los ricos, inicuos jueces de los pobres, versados en todos los pecados: ¡Libraos de toda esta gente, hijos míos!



CAPÍTULO VI
1. Mira que nadie te seduzca de este camino de la Doctrina, cuando te enseñaren cosas sin miras a Dios.


2. Porque, si puedes sobrellevar todo el yugo del Señor, perfecto serás; si, empero, no puedes: haz lo que puedas.


3. Y con referencia a la comida, come de aquello que puedas; con todo, abstente en absoluto de la carne sacrificada a los ídolos; porque es adoración a dioses muertos.


2ª Sección - Instrucción Litúrgica




CAPÍTULO VII
1. En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo previamente dicho todo esto, bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva.


2. Si no tienes agua viva, bautiza en otra agua. Si no puedes en (agua) fría, (bautiza) en caliente.


3. Si, empero, no tienes ni una ni otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


4. Antes del bautismo, el que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros que puedan hacerlo. Mandas ayunar al bautizando uno o dos días antes.



CAPÍTULO VIII
1. Vuestros ayunos, sin embargo, no sean con los hipócritas: los que ayunan el segundo y el quinto día después del sábado. Vosotros, en cambio, ayunad el cuarto día y el viernes.


2. Tampoco habéis de rezar como los hipócritas, mas como el Señor mandó en su Evangelio, así habéis de rezar:Nuestro Padre, en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad, como en el Cielo así también en la tierra. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy.Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros también perdonamos a nuestros deudores. Y no nos lleves a la tentación; mas líbranos del mal. Porque tuyo es el poder y la gloria en los siglos.


3. Tres veces debéis rezar de este modo cada día.



CAPÍTULO IX
1. En cuanto a la Eucaristía, así habéis de realizarla:


2. Primero sobre el Cáliz:


3. Te damos gracias, nuestro Padre, por la sagrada vid de David, tu siervo, la cual nos enseñaste por Jesús, tu Hijo y Siervo; A Ti la gloria en los siglos.


4. Y sobre la partición (del pan): Te damos gracias, nuestro Padre, por la vida y el conocimiento que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu Hijo y Siervo: A Ti la gloria en los siglos.Como este pan fue repartido sobre los montes, y, recogido, se hizo uno, así sea recogida tu Iglesia desde los confines de la tierra en tu Reino porque tuya es la gloria y el poder, por Jesucristo, en los siglos.


5. Pero nadie coma ni beba de vuestra Eucaristía, sino (únicamente) los que están bautizados en el nombre del Señor. Porque también de esto el Señor ha dicho: "¡No deis lo santo a los perros!”



CAPÍTULO X



1. Y después de hartaros, así dad gracias:


2. Te damos gracias, Padre Santo, por tu santo nombre, al cual hiciste habitar en nuestros corazones; y por el conocimiento la fe y la inmortalidad, que nos has dado a conocer por Jesús, tu Hijo y Siervo: A Ti la gloria en los siglos.


3. Tú, ¡oh Señor, Todopoderoso! lo creaste todo a causa de tu nombre; diste comida y bebida a los hombres para su fruición, para que te diesen gracias. A nosotros, empero, nos regalaste comida y bebida espiritual y la vida eterna, por tu Hijo y Siervo.


4. Ante todo te damos gracias porque eres poderoso: A Ti gloria en los siglos.


5. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal, y hacerla perfecta en tu amor; aúnala desde los cuatro vientos a la santificada, en tu Reino que para ella preparaste: porque tuyo es el poder y la gloria en los siglos.


6. Venga tu gracia, y pase este mundo. ¡Hosanna al Dios de David! Si uno es santo, se acerque. Si no lo es, conviértase. Marán-athá! Amén.


7. A los profetas permitid hacer gracias cuantas quieran.


3ª Sección - Disciplina Eclesiástica



CAPÍTULO XI
1. Quien, pues, viniere a vosotros enseñándoos todo lo dicho anteriormente, a ése acogedle.


2. Si, empero, el que enseña se pervirtió y enseñare otra doctrina para la disolución, no le escuchéis. Mas si enseña en la manera de aumentar la manera de aumentar la justicia y ciencia del Señor, ¡acogedle como al Señor!


3. En cuanto a los apóstoles y profetas, proceded así conforme al Evangelio.


4. Todo apóstol que llegue a vosotros, ha de ser recibido como el Señor.


5. Pero no se quedará por más de un día o dos, si hace falta; quedándose tres días, es un falso profeta.


6. Al partir, el apóstol no aceptará nada sino pan para sustentarse hasta llegar a otro hospedaje. Si pidiere dinero, es un falso profeta.


7. Y a todo profeta que hable en espíritu, no le tentéis ni pongáis a prueba. Porque todo pecado se perdona; mas este pecado no será perdonado.


8. Pero no cualquiera que habla en espíritu es profeta, sino sólo cuando tenga las costumbres del Señor. Pues, por las costumbres se conocerá al seudo profeta y al profeta.


9. Y ningún profeta, disponiendo la mesa en espíritu, comerá de la misma; de lo contrario, es un falso profeta.


10. Pero todo profeta que enseña la verdad, y no hace lo que enseña, es un profeta falso.


11. Todo profeta, sin embargo, probado y auténtico, que celebra el misterio cósmico de la Iglesia, pero no enseña a hacer lo que él hace, no ha de ser juzgado por vosotros. Su juicio corresponde a Dios. Porque otro tanto hicieron los antiguos profetas.


12. Mas quien dijere en espíritu: Dame dinero, u otra cosa semejante, no lo escuchéis. Si, empero, os dice que deis para otros menesterosos, nadie lo juzgue.



CAPÍTULO XII
1. Todo el que viniere en el nombre del Señor, sea acogido. Luego de haberlo probado, lo conoceréis; pues tenéis criterio para juzgar entre la diestra y la siniestra.2. Si el advenedizo viene tan sólo de paso, socorredle todo lo posible. El, por su parte, no quedará entre vosotros más que dos, o según su necesidad, tres días.3. Mas si quisiere radicarse entre vosotros, como artesano, trabaje y coma.4. Si no sabe oficio alguno, proveeréis según vuestra inteligencia, para que no viva entre vosotros un cristiano holgazán.5. Si a eso no quiere conformarse, es un traficante de Cristo. ¡Cuidado con ésos!


CAPÍTULO XIII
1. Todo profeta verdadero que deseare radicarse entre vosotros, es digno de su comida.2. Asimismo, un doctor verdadero es, como obrero, digno de su comida.3. Todas las primicias del lagar y de los campos, del ganado y de las ovejas, las tomarás y darás a los profetas; porque ellos son vuestros príncipes sacerdotes.4. Mas, si no tuviereis profeta, ¡dad a los pobres!5. Cuando haces pan, tomarás la primicia y la darás conforme al mandato.6. Asimismo, cuando abres la tinaja de vino o del aceite, tomarás la primicia y la darás a los profetas.7. Del dinero y de las vestimentas y de todo cuanto poseas, tomarás la primicia, según te parezca, y la darás conforme al mandato.




CAPÍTULO XIV
1. Los días del Señor reuníos para la partición del pan y la acción de gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que sea puro vuestro sacrificio.2. Cualquiera, empero, que tuviere una contienda con su hermano, no os acompañe antes de reconciliarse, para que no sea mancillado vuestro sacrificio.3. Pues, éste es el dicho del Señor: "En todo lugar y tiempo me ofrecerán una ofrenda pura. Porque soy un gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones."



CAPÍTULO XV
1. Elegíos, pues, obispos y diáconos dignos del Señor, varones mansos, indiferentes al dinero, veraces y probados. Porque también ellos administran para vosotros el oficio (liturgia) de los profetas y doctores.2. No los menospreciéis; porque ellos son venerables entre vosotros, junto con los profetas y doctores.3. Vosotros tratad de convenceros no con irá sino pacíficamente, así como lo tenéis (preceptuado) en el Evangelio. Y si alguno hubiere ofendido á otro, nadie le hable, nadie le escuche, hasta que se arrepintiere.4. Vuestras oraciones, vuestras obras de caridad, y todas las obras haced de manera como lo tenéis (ordenado) en el Evangelio de nuestro Señor.



Exhortación Final CAPÍTULO XVI
1. ¡Velad por vuestra vida! Que vuestras linternas no estén extinguidas ni desceñidos vuestros lomos; mas estad alerta, porque no sabéis la hora en que el Señor vendrá.2. Reuníos con frecuencia, solícitos de lo que aprovecha a vuestras almas. Pues no os aprovechará todo el tiempo que vivisteis en la fe, si no estáis perfectos en el último tiempo.3. Porque en los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y los corruptores, y se convertirán las ovejas en lobos, y el amor se convertirá en odio.4. Porque, mientras que la iniquidad se acrecentará, se odiarán unos a otros, se perseguirán y entregarán: y entonces aparecerá el impostor del mundo como hijo de Dios, y hará señales y prodigios. Y la tierra será entregada en sus manos. Y cometerá iniquidades como jamás se hizo en el decurso de los siglos.5. Entonces vendrá el Juicio de los hombres en el fuego de la prueba. Y muchos se escandalizarán y perecerán. Pero los que perseveraren en su fe, se salvarán de la misma condenación.6. Y luego aparecerán las señales de la verdad: primero la señal de la revelación en el cielo, después la señal de la voz de trompeta, y finalmente, la resurrección de los muertos.7. Pero no de todos, sino según fue dicho: "Vendrá el Señor, y todos los santos con El"8. Entonces el mundo verá al Señor, viniendo sobre las nubes del Cielo.






FUENTES:

El texto se bajó de:
http://www.autorescatolicos.org/robertojgonzalesraetaPI0004.pdf
Los datos históricos:
http://www.mercaba.org/tesoro/didaje1.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Didach%C3%A9

LIBRO SAGRADO



Antes que nada hay que señalar que a la Biblia debemos acercarnos y leerla desde la dimensión de la fe ya que para nosotros lo que allí está contenido es la Palabra de Dios. y también porque partimos de un hecho importante: Dios se ha revelado, se ha dado a conocer a Israel, el pueblo elegido, y a través de Jesucristo a toda la humanidad.



La fe es la respuesta a la manifestación de Dios de allí que lo fundamental es CREER en el misterio Trinitario, es decir, en Dios Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu Santo revelado en su palabra e interpretado y enseñado por nuestra Iglesia.




No olvides que nosotros somos católicos, y por eso, el Antiguo Testamento es únicamente el comienzo de la revelación y su plenitud es Jesucristo. La Iglesia enseña que con la muerte del último apóstol se cierra la revelación y ya no habrá otra. Lo que esperamos es la segunda venida de Jesucristo y la instauración definitiva y plena del Reino de Dios. De allí que haya una gran diferencia entre lo judío y lo cristiano.



La Biblia se divide en dos grandes partes: El ANTIGUO Y EL NUEVO TESTAMENTO.
El más extenso es el primero ya que llevó un largo proceso de formación entre el siglo IX y el I a.C. de allí también su gran complejidad porque las situaciones vividas por el pueblo elegido a lo largo de ese proceso de una u otra manera se reflejarán en sus escritos ya que no es lo mismo producir un texto en un momento de mucha alegría a escribirlo en un momento de una profunda crisis.



El Nuevo más breve en su contenido ya que su formó en su totalidad en el Siglo I de nuestra era.
Para el Manejo la Biblia se divide en Libros y cada libro en capítulos y cada capítulo en versículos.



Cada pedacito que tiene un título entre los especialistas se llaman perícopa.



La Biblia no siempre estuvo dividida de esta manera, según se afirma en 1206, en la Universidad de París, el profesor y más tarde cardenal Esteban Langton, dividió toda la Biblia en capítulos más o menos iguales. Su sistema de división se impuso por su claridad. En 1226, dicha división era adoptada por la edición parisiense de la Vulgata.Sin embargo, todavía no se daba la división en versículos. En 1240, Hugo de Saint Cher dividió cada capítulo de Langton en siete subdivisiones, marcadas al margen (a-b-c-d-e-f-g). Tal cosa duró trescientos años.En 1555, el impresor Roberto Estienne (precedido por Jacques Lefebvre en 1509), indicó los "versículos" al margen. En 1565, Teodoro de Beze introdujo la indicación de los versículos dentro del texto mismo.A pesar de "ciertos inconvenientes" que hubiera querido hacer desaparecer el papa Sixto V en 1590, la división en "capítulos-versículos" de "Langton-Estienne", fue reconocida oficialmente por Clemente VIII, su segundo sucesor (1592-1605).



En el Antiguo Testamento se tiene los bloques literarios más importantes:



EL PENTATEUCO: Los cinco primeros libros que los judíos llaman la Torah, es decir, La Ley. La palabra está compuesta por dos elementos Penta que significa cinco y teuco que significa rollo, esto debido a que en la antigüedad los libros se escribían a mano y se enrollaban en torno a un madero que se parece a lo actualmente las señoras utilizan en la concina para amasar la harina. El Pentateuco hace un recorrido desde los orígenes y el problema de mal hasta la mirada en el horizonte de la tierra prometida.



HEXATEUCO: Algunos autores modernos prefieren hablar de hexateuco porque el Pentateuco termina con el libro del Deuteronomio y en este libro todavía el pueblo no ha entrado en la tierra prometida Mosés muere en la región transjordánica y es Josué quien introduce al pueblo elegido en la tierra prometida.



LOS PROFETAS: Llamados en momentos de crisis. La palabra profeta significa voz de Dios, posteriormente, pasó a significar hablar en nombre de Dios. El profeta es una persona que vive a profundidad su experiencia de Dios y desde esa conciencia analiza su realidad. De allí que el profeta tiene la tarea de señalar dónde está el mal, pero también la misión de anunciar la esperanza y la salvación.



LA SABIDURÍA: Como moviendo literario nace en Egipto, sin embargo, Salomón la lleva a Israel. Es un movimiento preocupado por reconocer la sabiduría popular que en el pueblo elegido adquiere un sentido profundamente religioso lo que la hace distinta a su vecino Egipto. La preocupación por la defensa del pobre, la ética y la moral, así como los cantos de la comunidad son como los grandes cantos de la época.



Tarea: Hacer la lista de las perícopas del libro de Josué. Buscar el libro de Amos y Oseas y leer en cada uno una perícopa... la que te llame la atención. Busca el libro de los proverbios y copia 15 de los que más te gusten.

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LA FORMACÓN DEL EVANGELIO


Tras la experiencia de la resurrección y la recepción del Espíritu Santo los discípulos siguiendo las instrucciones del Señor Jesús, comienzan su anuncio por Jerusalén, Samaría y de allí hasta los confines del mundo como lo enseña la obra lucana. Junto a la predicación apostólica fueron surgiendo dos tradiciones separadamente: por una parte, los dichos de Jesús, y por otra, sobre los signos, lo que comúnmente llamamos los milagros. Todo siempre en torno al kerigma (primer anuncio). Como ejemplo de texto lo encuentras en 1Co. 15.1-6), "Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano! Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron.


Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo." El autor del evangelio más antiguo toma esas dos tradiciones y teniendo en cuenta que el corazón de todo es el kerigma elabora su evangelio y así tenemos el evangelio según San Marcos.


Los otros evangelios se forman con base en san Marcos y otra fuete que se llama la fuete Q que utilizaron Mateo y Lucas. Cada uno de ellos utiliza sus propias fuentes y de allí su diferencia de contenidos, estilos.


El 4º evangelio se diferencia de los otros tres por su estilo y manera de presentar el misterio de Cristo.



LO QUE ENSEÑA EL CATECISMO SOBRE LA TRADICIÓN (Nºs 75-95).


I.- LA TRADICIÓN APOSTÓLICA

"Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación, mandó a los apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que El mismo cumplió y promulgó con su voz".La predicación apostólica... La transmisión del Evangelio, según el mandato del Señor, se hizo de dos maneras: oralmente: "los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó"; por escrito: "los mismos apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo".... continuada en la sucesión apostólica"Para que este Evangelio se conservara siempre vivo y entero en la Iglesia, los apóstoles nombraron como sucesores a los obispos, «dejándoles su cargo en el magisterio»".


En efecto, "la predicación apostólica, expresada de un modo especial en los libros sagrados, se ha de conservar por transmisión continua hasta el fin de los tiempos".Esta transmisión viva, llevada a cabo en el Espíritu Santo, es llamada la Tradición en cuanto distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, "la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree". "Las palabras de los Santos Padres atestiguan la presencia viva de esta Tradición, cuyas riquezas van pasando a la práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora".Así, la comunicación que el Padre ha hecho de sí mismo por su Verbo en el Espíritu Santo sigue presente y activa en la Iglesia: "Dios, que habló en otros tiempos, sigue conversando siempre con la Esposa de su Hijo amado; así el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los creyentes en la verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la palabra de Cristo".


II.- LA RELACIÓN ENTRE LA TRADICIÓN Y LA SAGRADA ESCRITURA


Una fuente común...

La Tradición y la Sagrada Escritura "están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin". Una y otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos "para siempre hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).... dos modos distintos de transmisión
"La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo". "La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación".De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación, "no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción".


Tradición apostólica y tradiciones eclesiales
La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que éstos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.


Es preciso distinguir de ella las "tradiciones" teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquéllas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.


III.- LA INTERPRETACIÓN DEL DEPOSITO DE LA FE


El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia

"El depósito sagrado" de la fe (depositum fidei), contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura, fue confiado por los apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho depósito, todo el pueblo santo, unido a sus pastores, persevera constantemente en la doctrina de los apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones, de modo que se cree una particular concordia entre pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida".


El Magisterio de la Iglesia
"El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo", es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.


"El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar solamente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído".


Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus apóstoles: "El que a vosotros escucha a mí me escucha" (Lc 10,16), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.


Los dogmas de la fe
El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o verdades que tienen con éstas un vínculo necesario.


Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe.


Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo. "Existe un orden o «jerarquía» de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana".


El sentido sobrenatural de la fe
Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye y los conduce "a la verdad completa" (Jn 16,13).


"La totalidad de los fieles... no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando «desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos» muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral".


"El Espíritu de la verdad suscita y sostiene este sentido de la fe. Con él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del Magisterio..., se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre, la profundiza con un juicio recto y la aplica cada día más plenamente en la vida".


El crecimiento en la inteligencia de la fe
Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia:- "Cuando los fieles las contemplan y estudian meditándolas en su corazón"; es en particular la investigación teológica la que debe "profundizaren el conocimiento de la verdad revelada".- Cuando los fieles "comprenden internamente los misterios que viven";"Divina eloquia cum legente crescunt" ("la comprensión de las palabras divinas crece con su reiterada lectura").- "Cuando las proclaman los obispos, que con la sucesión apostólica reciben un carisma de la verdad"."La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas".




TRABAJO: 1 ) Explica con tus palabras cómo se formó el Evangelio. 2) Cuáles son las dos maneras cómo se transmitió el Evangelio? y 3) Cómo se interpreta el depósito de la fe?

Textos Ascensión (Obra Lucana)

Del Evangelio según San Lucas

"Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.» Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: « ¿Tenéis aquí algo de comer? » Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos. Después les dijo: « Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí."» Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.» Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios." (24.35-53).

Del libro de los Hechos de los Apóstoles

"A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días ». Los que estaban reunidos le preguntaron: « Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?» El les contestó: « A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.»" (Hech. 1.3-9).

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